Do it Rosario – Moon over Takasaki – 2018

do it es un exhibición itinerante concebida y curada por Hans  Ulrich Obrist y organizada por Independent Curators International (ICI), Nueva York. Una serie de  instrucciones formuladas por un grupo de artistas es el punto de partida para el juego de la interpretación.

Hace unos meses fui invitada a participar de la edición do it Rosario. Romina Castiñeira y Leandro Comba son los curadores de la muestra. Me asignaron la instrucción  propuesta por Fischli & Weiss.

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La instrucción viene en formato imagen.  Podría decir que es un instructivo que prescinde de las palabras. Pero no sería correcto. Hay allí un cartel, y en el cartel se lee “do it”. Imagino un proyecto en dos direcciones principales. Por un lado, decodificar la fotografía; traducirla a palabras. Por el otro, trabajar sobre el cartel, y más específicamente, sobre la tipografía que allí aparece.

Para la primera línea de trabajo les presento Moon over Takasaki a  un grupo de alumnos y docentes del Taller de Fotografía de la Escuela Musto. La consigna es  sencilla: traducir esa fotografía a un instructivo para su realización. No ofrezco ninguna información adicional —los convocados desconocen que se trata de un pedido para una obra que será parte de Do it Rosario—. Cada uno escribe un set de instrucciones.  Los textos luego son seccionados y recombinados,  y dan lugar a dos piezas de audio: Instructivo N° 1, en el que participan María Crosetti,  Juan Cruz Cossio, Andrea Fernández, Juan Linch, Sebastián López Brach, Gabriela Muzzio y Carolina Soriano e Instructivo N°2, con la intervención de Tati Babini, Elvira Ferrazini, Cecilia Lenardón, Paulina Scheitlin, Virginia Mazza y Guillermo Turín Botello. Andrea Fernández le pone voz a esos textos, que viajan como mensajes de audio por wasapp.

Para el trabajo con el cartel, convoco a Pablo Cosgaya, un especialista en tipografía. Quiero jugar con las letras que aparecen en el cartel. Me interesa la ambigüedad que proponen: son letras y son formas geométricas. Quiero profundizar esa característica, extremarla. Quitarles aire a las letras, exigirlas, encubrirlas, esconderlas en la geometría. Experimentamos con encuentros posibles de fondos y figuras. Buscamos diseños puros.  Elegimos un triángulo, un círculo, una barra y una cruz. Dejamos de lado el color y nos restringimos al blanco y negro. Cuatro imágenes, cuatro formas básicas, cuatro letras, que viven en formato de obra de pared.

Otra versión  de la misma idea  encuentra su materialidad en  un pin, pequeña imagen nómade, que viaja humildemente abrochado a una manga, una cartera, una gorra. Mínima obra en tránsito, tal vez un eco del registro del movimiento en la foto de de Fischli & Weiss. El círculo y el triángulo se tocan en esta imagen. ¿Una proyección global y universal? El triángulo nos recuerda al play y el círculo, al rec. Las formas no dejan de sugerir.

Además, un par de fotogramas  que comparten ese lenguaje gráfico, imágenes  resueltas en rotundo blanco y negro. Rescato allí dos presencias claves en la obra/instrucción: el cartel y la luna.