SPOTTING – 2019

Hubo un tiempo en que las copias fotográficas se hacían en un cuarto oscuro. Aún con negativos bien cuidados, era frecuente ver pequeñísimas imperfecciones en la copia, inconvenientes producidos por pelusas y motas de polvo sobre la película. Una vez fuera del laboratorio, era necesario acudir a las tintas de retoque. Empezaba allí una práctica artesanal. Color líquido para corregir problemas. Elegir el tinte, evaluar el valor, trabajando con la dilución, seleccionar el pincel más fino, confiar en el pulso. Resistirse a trazar una raya, por corta que sea, e insistir en el punto. Agradecer que la tinta sabe subsanar el error.

Aquí, ensayo una operación. Intento hacer evidente el retoque y rescatar esa presencia  destinada a pasar desapercibida.  Encuentro una forma de sustraer la imagen y dejar testimonio de ese trabajo minucioso y sutil. Le quito el referente a la fotografía, y obtengo un resto de tinta y papel.