
De un lunes a un viernes, en el mes de abril. Cinco días de trabajo intenso en Curadora, un verdadero paraíso litoraleño. Leer, escribir, releer, reescribir. Además, disfrutar de una casa amable, de un jardín inmenso e inolvidable, de la cercanía de dos anfitriones que entendieron todo lo que necesitaba.
Gracias, Cintia y Maxi, por la calidez. Gracias Diego Obligado por el acompañamiento.




Las fotos son de Cintia Clara Romero